jueves, 27 de agosto de 2015

El nacimiento de "mi mayor". Parte III

Pues eran las 16:00 del 15 de julio de 2009 y acababa de tener a mi niña. Me la pusieron encima un ratito y la verdad es que me quedé muy sorprendida de ver que estaba con los ojos muy abiertos y con las manitas al lado de la cara moviendo los dedos, no sé por qué pensé que salían mas adormilados o incluso lo contrario, llorando a pleno pulmón. 
Después de pesarla (3 kg justos) y limpiarla un poco me la volvieron a poner encima mientras me cosían. Estoy segura que lo hacen para asegurarse que no te meneas mientras lo hacen, para que te pienses dos veces darles una patada en la cara porque tienes a tu hijo encima.

La situación era esta: mira marido! Que bonita es...AYAYAYAYYYYY QUE DAÑO, has visto? Es muy morena! AAAAAAAYYYYYY, mira como nos mira! AAAAYYY COÑO!. 

No quiero pasar esta oportunidad sin decir la frase que le dije a mi marido mirándole a los ojos y muuuy cabreada: NO PIENSO TENER MAS HIJOS! TE LO DIGO MUUUUY EN SERIO (todo esto acompañado de mi mirada asesina habitual en estos casos y tono de mafiosa). Ahora, si leeis el título del blog, ya podéis reíros. Y mucho.



Después se la dieron a mi marido para que saliera a que la conociera la familia. Se le puso cara de terror, la cogió con los dos brazos, como si llevara una bandeja de pasteles, tanto fue, que le tuvieron que abrir las puertas batientes para poder salir!
Al poquito volvió con ella y me la dio, le hicieron salir y me llevaron a mi con la niña a una habitación, la metí por dentro del camisón y la puse al pecho. Nos dejaron solas. 

No tengo palabras para describir estas dos horas, de las mas bonitas de mi vida. Las dos juntas, en silencio, acariciándola, viendo como me buscaba el pecho, sintiendo su calor, su olor, su manita agarrando mis dedos....
En esos momentos se pasan por la cabeza montones de sensaciones. Si ya lo pensabas antes, ahora sabes seguro que esa personita es lo que mas quieres en el mundo, que darías todo por ella, todo. Sientes vértigo porque sabes que depende de ti (y de su papá), que es una responsabilidad para toda la vida. Vendrán las preocupaciones, un día será la lactancia, los dientes, los catarros, los coscorrones, el primer día de colegio, que un niño le pega, que su amiga ya no es su amiga, los enfados, las urgencias de madrugada... Pero todo eso, absolutamente todo, lo harías una y mil veces y con una sonrisa en la cara al acabar el día.

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